Apoteosis de Serrat en noche jerezana
Treinta años de aquella primera vez. Serrat frisaba la cincuentena y presentaba en noche de verano el disco Utopía en la Plaza de Toros de San Fernando, provincia de Cádiz por si el lector se me despista geográficamente. Debía ser el mes de agosto si la memoria no me falla. Camarón de la Isla había muerto un mes antes y había dejado enlutado el mar y enmudecida la isla de león y el mundo del flamenco. Más niño que hombre, a punto de estrenar mayoría de edad, Serrat ya era una referencia que escudriñar en un viejo tocadiscos durante las largas tardes de mi adolescencia.
Treinta años después Serrat canta en Jerez como parte de una gira en la que va despidiéndose de los escenarios del mundo. En cuarta fila me situó junto a mi mujer a la espera de esas canciones que son como un espejo en el que tantas veces nos hemos mirado. Durante todo el tiempo transcurrido durante estos treinta años gané y perdí. Gané el amor de una mujer que aún me ama y gané también una hija en el camino que crece hacia la pubertad. Perdí a mi padre demasiado pronto.
Traigo en mi equipaje de vida ganancias y pérdidas, lo que he ido forjando a lo largo de los años: la escritura de los días, el peso de las sombras, los desvelos, los sueños, las renuncias, los ecos. Serrat sigue estando ahí, pero ahora sabemos que estamos llegando al final, que quizá este “Mediterráneo”, que nos roza la piel como un escalofrío en noche de verano jerezana, pueda ser quizá e irremediablemente el último “Mediterráneo” que le escuchemos.
Las canciones importan. Las de Serrat importan más. Trascienden. Pienso en las gentes que hoy hemos ido a despedir a Serrat. A mi lado se sentaba una madre con su hija veinteañera, ambas entregadas al repertorio del cantautor catalán, como ese legado fuertemente lírico que se traspasa de generación en generación, que una madre entrega a su hija como se entrega un tesoro. Si me apuran diría que la hija estaba aún más conmovida que la madre.
¿Cuántas historias estrechamente ligadas a sus canciones podría contar el público que ha seguido a Serrat desde finales de los años sesenta hasta hoy mismo? Cuando Serrat grabó en 1974 “Romance de Curro el palmo” yo andaba en el vientre de mi madre. Un año debía tener cuando le dio cuerda a “El carrusel del Furo”, el mismo año de su exilio y del deceso del dictador Franco. Ambas canciones forman parte de esta última gira de Serrat. Son parte de su historia cantada. Como” Señora”, los machadianos “Cantares”, “Aquellas pequeñas cosas” o “Lucía” que Serrat escribiera o compusiera antes que yo viniera al mundo. Todas ellas fueron cantadas por Serrat con esa manera única de entender el oficio y el escenario, de dialogar con su público cuando es preciso, rehuyendo de la peligrosa nostalgia, pero asumiendo una cierta melancolía. De pronto llegaron “Pare” y la bilingüe “Cançó de bressol” y brillaron mis ojos con la emoción lacrimosa de escuchar a Serrat en catalán, en esa lengua que hice mía gracias a él.
Todo había empezado con Miguel Hernández y el “Dale que dale”. Del poeta oriolano llegaron más tarde el estremecimiento de las “Nanas de la cebolla” y la expresividad combativa de “Para la libertad”. Las canciones eternas fueron sucediéndose. Es cierto que en las antologías de Serrat no suele haber lugar para las sorpresas o para los rescates. Que cantara “De vez en cuando la vida” o “Hoy por ti, mañana por mí” puede ser de lo más ligeramente sorpresivo, aunque lo es más que haya desempolvado “Los recuerdos” de Versos en boca que en Jerez no cantó. Sí sonaron “Penélope”, “No hago otra cosa que pensar en ti” o “Tu nombre me sabe a yerba” que casi siempre suelen ser de las muy titulares. En cambio, hay otras canciones que han quedado como olvidadas, pese a la enorme calidad que atesoran. De todos modos, es lógico que Serrat no quiera enredarse en un tipo de propuesta alternativa y busque complacer al público que va a verle, a veces perezoso con el repertorio de su ídolo, sin saber ver más allá de la relación inevitable de grandes éxitos.
Pero no puede haber reproche. Ir a escuchar a Serrat, ir a verle cantar es encontrarse con nosotros mismos y es reconocernos en aquellas canciones por las que no parece haber pasado el tiempo y su feroz sacudida. Incluso al cerrar los ojos hay quien todavía cree encontrar en la voz de Serrat al joven soñador de pelo largo que acababa de publicar Mediterráneo cuando casi todo estaba por llegar. Y ahora de casi todo -lo dijo el propio cantautor- hace ya cincuenta años.
Cincuenta años de Serrat cantando a Miguel Hernández y treinta de aquella utopía proclamada el año del fasto olímpico y de la primera vez que fui a verle. ¿Cuántos recitales de Serrat nos contemplan? ¿Cuánta verdad derramada en cada uno de ellos? ¿Seguimos siendo nosotros los mismos de entonces? Nos queda al menos la ráfaga de una canción, de un acorde, de un suspiro con forma de guitarra.
San Fernando, Cádiz, Madrid, Barcelona, París, Sevilla, Córdoba, Granada o Jerez. De Utopía a El vicio de cantar. A solas con la guitarra o con la complicidad de sus músicos, con orquesta sinfónica o sin ella, con Sabina o sin Sabina, con disco nuevo o sin él. Serrat en los escenarios del mundo. El piano de Miralles y el tiempo detenido de las canciones que nunca se fueron de nuestro lado. Y la resacosa “Fiesta” sonando en Jerez como una despedida que abriera una grieta en nuestros corazones. Aún queda futuro -dijo Serrat- y es preciso creerle. Ese futuro en el que seguiremos escuchándolo con la emoción del primer día.
«… Ir a verle cantar es encontrarse con nosotros mismos…» tal cual, somos nosotros, despidiendo ese camino recorrido a su vera, afanados, buscando entradas, en esas etapas previas al concierto y pasado el concierto. Ese amoroso venero que nos recuerda retazos de nuestras vidas, nomás.
Gracias Ana por tus palabras y por la lectura.
Serrat es mi ídolo eterno y, así seguirá, mientras yo viva, me enamoró con 15 añitos, aún sigue y seguirá siendo mi poeta maravilloso, con esa personalidad tan amable y sencilla💋❤️🎶🎶🎼🎵🎶🎼🎼🎶🎵🎤
Detrás de cada seguidor una historia. Gracias Paqui y saludos.
Luis, recién hoy pude leer tranquila y minuciosamente tu relato de una noche, de una vida, de muchas vidas…
Gracias… Todo lo que dices me ha conmovido… Tu sensibilidad y sencillez para describir hechos y sentimientos tan profundos, nos hacen bien, nos nutren, en estos meses en que estamos pendientes de «nuestro» Serrat.
Quién más que tú, que has hurgado tanto en ese universo serrateano para reflejarlo en tus libros, podía ahora acompañar este «ensayo» de despedida, que nos cuesta aceptar…
Un abrazo! Nuevamente, gracias!
Gracias siempre a ti amiga Bibiana!
Es muy grande la emoción. Hoy recibí los tickets para el 19 de noviembre en su primer concierto en Buenos Aires.
Faltan cuatro meses y no quiero ni pensar en ese día.
Pero como soy militante de Serrat también tengo ticket para el 29.
Seguimos esperándolo con ansias y un sabor un tanto amargo por la despedida.
Siempre él está en nuestras vidas y nuestros ❤
Disfrútalo mucho Mabel. Serrat en Buenos Aires. No puede haber mejor conjunción.
Hola Luis
A diferencia de ti, yo pude ir comprando los discos de Serrat tal y como se iban editando, eso no tiene más mérito que haber nacido antes. Desde el primer momento, en aquellos tiempos, los años 60,sin Internet y casi sin televisión y perseguido por el régimen, habían pocas referencias y uno, en su ignorancia adolescente, creyó ser de los pocos que se había dado cuenta de que estábamos ante un referente, un mito. Después de muchos años, me dí cuenta que éramos muchos los que habíamos coincidido en nuestra apreciación, la que yo creí sólo mía y de pocos más
Todo este sermón para agradecerte los libros donde, como novedad, has analizado no a Serrat, que eso ya estaba hecho, sino sus canciones, y desde entonces te sigo y te admiro como escribir y admirador, que lo eres, de Serrat
Sólo pretendo agradecértelo
Gracias Enrique por tus palabras sobre mis libros sobre Serrat. Soy yo quien te da las gracias a ti.
Me encantó su comentario, lo hago mío, muy sabio y profundo…gracias desde Chile.
Gracias a ti Orieta por leerme. Hermosa Chile tan querida por Serrat.
Querido amigo Luis, gracias por ser como eres y por lo extraordinariamente bien que escribes. Sin estar en el concierto, me han emocionado tanto tus palabras, que es como si hubiera asistido al mismo. Felices vacaciones. Un fuerte abrazo de este mañico.
Gracias querido amigo Joaquín, artista de paleta infinita y canción pintada. Nos veremos más pronto que tarde en tu tierra. Queda pendiente ese viaje.
Excelente mensaje, Luis García Gil!! Gracias por tus palabras y tus sentimientos, ante la despedida de nuestro querido Joan Manuel, nuestro amigo del alma!!
Con una salvedad!!! Yo ya cumplí 70, y lo he podido ir a ver y a escuchar muchas más veces que tú, en mí Buenos Aires, de Argentina … Pero el sentir es el mismo, la emoción es la misma. Muchas gracias!!!
Gracias a ti Liliana por tus palabras. Claro, eres de esa generación que sigue a Serrat desde sus primeras veces y eso es muy hermoso.
Llevo viendo a Serrat en Madrid desde hace por lo menos 35 años, no me he perdido una sola actuación. Y nunca le he oído cantar en directo el «Romance de Curro el palmo», por lo qur dices, veo que lo lleva en esta última gira, como me alegro, es mi tema favorito. Tengo entradas para verle el 12 de octubre en Zaragoza y el 7 de diciembre en Madrid. Lo que voy a llorar con esta despedida…
Que lo disfrutes muchísimo en Zaragoza y Madrid.
Nancy se despide de su público, como diría Miguel hernandez, de di mismo, pero se queda, para siempre. Simplemente gracias totales
Gracias por tan lindas palabras hechas historia!
Serrat por siempre ❤
Gracias Graciela!
Que decir, soy italiano con 40 años de Argentina. Escucho al nano desde los años 70, todo su repertorio en discos y luego en CD La emoción a flor de piel cada vez que ponía una grabación. Ya estando en Italia fui a un concierto en Valencia, salí del concierto casi afonico. Ahora tengo billetes para Madrid junto a mi mujer. Leyendo a quien decía cuanto iba a llorar en Zaragoza y Madrid se me llenaron los ojos de lágrimas. Solo espero que en Madrid mis oídos funcionen bien porque seguramente podré ver poco a través de mis ojos. INMENSO NUESTRO QUERIDO CATALAN
Gracias Renzo por tu testimonio. Pura vida ligada a Serrat.
Tengo 61, en Buenos Aires me conocen como el «gallego», mis viejos eran de Lugo. Nací, crecí y envejezco con EL, Mi único hijo, de 29, se llama Joan Manuel. No lo conozco personalmente, pero es familia. Abrazo a todos los adoradores del Nano.
Un saludo Marcelo.
He visto a Serrat el 7 de julio en A Coruña y tus palabras me han hecho sumamente feliz otra vez recordando ese maravilloso concierto y lo que sentí. Gracias!!!
Gracias Marisa por unirte con tu testimonio y hacer tuyas mis palabras.